Lugares que invitan a soñar

 

    Hay sitios que nos marcan de una manera especial. La mayoría de los que vean esta foto pensará en lo obvio que resulta resaltar el río Tinto como un lugar que nos puede marcar fotográficamente, pero la cosa no va de eso, es algo más personal.

 

     En septiembre del 2017 con unos días por delante decidí "perderme" en el Tinto. Nunca había estado pero tampoco era un lugar que me entusiasmara especialmente. Llegué el primer día, al mediodía, cuando los 30 grados quedaban muy abajo en el termómetro y me metí por una pista que deducía que llegaba hasta la mitad del río. No había explorado ni investigado apenas antes, simplemente iba a pasar unos días y ver qué me encontraba.

 

     Al final de la pista había un pequeño descampado con cemento, una fuente y unos metros más adelante, a unos 10 metros del río un descampado en el que podía "montar campamento", comer, pernoctar... Tenía claro que el sitio era el ideal. La primera toma de contacto fue sobrecogedora: el olor, el color, las texturas... estaba realmente sorprendido. Pasé la tarde recorriendo parte de la vía abandonada, recorriendo el lecho del río y haciendo algunas fotos; me alejé demasiado y me pilló el crepúsculo no muy cerca del sitio que había elegido como "campamento". Problemas con el equipo para dormir y la noche cayó, tuve que dormir en el coche.

  

      El agotamiento del día anterior me hizo dormir ocho horas del tirón, puede parecer que todo salía demasiado bien pero me despertó el sonido de la berrea de un ciervo a pocos metros del coche. Salí, lo vi alejarse entre los matorrales pero en el barro de la orilla del río estaban sus huellas y aún podía intuir su olor. Desayuné y el entusiasmo de toda una jornada con el río y la cámara no hacía más que hacer que me regocijara en el momento tan agradable en el que me encontraba.

 

      Dos días después me resultó muy impactante volver a uno de los pueblos al salir de la pista (no recuerdo cual). Aislado en el río, sin ver a nadie, en plena naturaleza y disfrutando del espectáculo de colores y texturas que el río Tinto le ofrecía a mi cámara hace que aquel lugar en aquel momento haya sido una de las experiencias fotográficas que recuerdo con más nostalgia. Estas fotos representan lo que son para mi aquellos días, casi como un sueño, de esos de los que tenemos despiertos.

 


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