Las tierras muertas de Valjagado

 

     Un día descubres que en los libros están las respuestas, comienzas a leer autores americanos que te cuentan sus andanzas fotográficas por los desiertos del medio oeste; es más que suficiente para que un entusiasmado aprendiz de fotografía de paisaje idealice el concepto de belleza en sujetos inertes. Un tiempo después, en una etapa de búsqueda enfermiza de localizaciones en Google-Earth una foto de amigos en excursión de domingo lo cambia todo. La foto se titulaba Rasica.

 

     Cielo azul, rocas entre indio y beis de granito que con la intensidad de la luz directa del atardecer el medidor del modo automático de la compacta con la que estaba hecha la foto los había intensificado hasta llegar a un acertado error. Sobre las piedras dos personas. Esta escena no hubiera significado nada para mí de no ser porque aquellas rocas me trasladaron al instante a los desiertos americanos. Exploré aquella zona, Rasica, y pronto descubrí que no era más que el lecho desprovisto de vida de un embalse. No era el paisaje eterno de Death Valley, Arches o Monument Valley pero me servía para dar rienda suelta a la ausencia de vida natural como concepto de belleza.

 

     Han pasado varios años, más de los que me atrevo a contar sin dejar escapar un suspiro, desde que una tarde de junio Jenny y yo nos dejamos nuestras huellas en la arena granítica. Atardecer, merienda sobre las rocas, un par de nocturnas y el gusanillo de repetir. Han sido muchas visitas y con cada una he descubierto muchos nuevos motivos para volver, pero nunca había estado al 40% (en un territorio de unas 20.000 hectáreas bajo el agua el nivel lo cambia todo). Ahora he encontrado un bosque de encinas petrificado, un gran hito de granito que sobresale sobre el agua y, lo que es más importante: he perdido el miedo a hacer fotos (ya no creo que si no hago lo que hacen los demás no lo hago bien).

 

     La foto no tiene truco, está disparada directamente a blanco y negro. Atardecer a mi espalda, un claro sobre el horizonte a la derecha de la encina muerta. Filtro degradado para dar dramatismo a la encina perfilada sobre el claro y dejar algo de detalle sobre las rocas del primer término. Unas curvas en Photoshop y listo.


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