El pueblo del desierto

 

     Kolmanskop puede englobarse en la típica descripción de pueblo abandonado, pero la realidad es que cuenta con una historia tan inverosímil que lo convierte en único. Muy resumidamente se puede decir que se trata de arquitectura colonial alemana de finales del S. XIX y principios del XX cerca de la actual localidad namibia de Lüderitz. En aquella época se encontraban diamantes en las arenas del desierto con relativa facilidad, llegaron a extraerse 1.000 toneladas, lo que hace que económicamente sea viable una ciudad tan extravagante como esta.

 

     En pleno desierto del Namib se erigieron casinos, escuelas, hospital, mansiones, estación de tren... y los colonos alemanes de la época querían sentirse como en su Baviera natal impregnando a la arquitectura de estas construcciones del más puro estilo de la región alemana. Los diamantes comenzaron a escasear, el pueblo se abandonó y el tiempo no perdonó. La arena ha invadido las casas, la brisa marina y el viento del desierto han hecho lo propio para hacer de este pueblo una ruina decadente, de apariencia arquitectónica descontextualizada que nos traslada a otra época, casi a otra realidad paralela. 

 

     ¿Merece la pena recorrer 600km para ver este lugar? puede que la galería de imágenes te ayude a responder a esta pregunta. He tratado de capturar la esencia del sitio centrando la atención en puertas y ventanas, como símbolos del paso de una época a otra, de aquella realidad minera colonial a la turística de hoy en día, del momento en que la fiebre de los diamantes le permitía vivir en su burbuja de opulencia a la mas fiel y cruda realidad en la que el desierto reclama su lugar.


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